“La Grande” es homenaje biográfico de corte popular bien logrado

Lumy Lizardo en “La Grande” (2024). / Imagen cortesía Lolo Films

La Grande es una película biográfica que representa un tributo en vida a la acordeonista y celebridad dominicana Fefita La Grande, donde se hace un rápido recuento de lo que fue su difícil inicio en el mundo de la música y diferentes etapas de su vida personal.

Se trata de una producción de Antonio Rubio y Esteban Martin, cuyo director Tito Rodríguez apela a la emotividad y arraigo popular de la artista para lograr la empatía necesaria con el público.

El director Tito Rodriguez ha cosechado la experiencia suficiente para lograr concitar el interés tanto en el marco dramático y social, como en la hilaridad de la línea comercial. Esas fibras emotivas ya las implementó en producciones como La Familia Reyna, Rafaela, Orgullo de Quisqueya o Renacer, así como la idiosincrasia popular u ocurrencias reflejadas en obras como Una fiesta inolvidable y Padre se busca.

En el caso de La Grande, el realizador recurre a lo básico y seguro dentro del drama de corte popular, donde no hay necesidad de rebuscar en técnicas de producción para lograr destacarse como audiovisual que genera simpatías.

Con un guión escrito por Beto Cruz y Junior Rosario, esta propuesta es protagonizada de manera destacada por Lumy Lizardo y Mariela Pichardo. Junto a ellas comparten créditos Johanny Sosa, Laura Gisselle Reynoso, Vic Morey y Víc Gómez, entre otras figuras. También tiene una participación especial al final de la historia Manuela Josefa Tavera, quien se personifica a sí misma como Fefita La Grande.

La película presenta la historia de Fefita La Grande, mujer que desde la infancia mostró su interés por la música y donde se muestra lo difícil que fue para ella lograr posicionarse en una época donde la música era un negocio dominado por hombres. También se abordan diferentes etapas en la vida personal de esta popular artista.

La Grande es un largometraje que se desarrolla en épocas diferentes, donde su acertado diseño de producción provoca cierta nostalgia en las diferentes épocas ambientadas. La apropiada fotografía de Francis Adamez juega un papel determinante, con tomas de planos e iluminación que se alternan entre el correcto lenguaje cinematográfico y panorámicas atractivas.

Entre sus debilidades se aprecian baches narrativos que no aborda de la mejor manera episodios biográficos de la artista destacada, razón por la cual algunos realizadores en este tipo de producciones prefieren no abordar ciertos episodios si no han de tratarse de la mejor manera. La postproducción evidencia ciertas debilidades en sus procesos de edición y sonido, sin que esto sea tan crítico como para mermar atractivo genérico a esta película.

Se trata de una propuesta disfrutable, con niveles de emotividad bien logrados y matizados por caracterizaciones convincentes. Es una producción sencilla, hecha más con niveles de pasión que con pretensiones de calidad técnica.

Con un presupuesto de producción que superó los RD$102 millones, también es una producción hecha pensando más en la masa popular, pero sin descuidar niveles de calidad que le permitan llegar a un blanco de público más exigente.

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