Tal como lo hizo su primera temporada lanzada en julio de 2017 y como lo hizo su segunda en agosto de 2018, la tercera estación de Ozark no decepciona en ningún momento, lo que la convierte en una de las series dramáticas más sólidas y de mayor proyección en el catálogo de Netflix.
Su productor ejecutivo y protagonista Jason Bateman – que viene de producir la exitosa serie de HBO The Outsider – ha logrado con esta serie salir de la zona de confort que años atrás tenía reservado sólo con el humor. Si bien en el 2005 recibió un Golden Globe como mejor actor por la comedia Arrested Development, de la que también fue nominado en 2014, ya para el 2018 recibió su primera nominación en un drama gracias a Ozark, ganando luego en el 2019 esa misma categoría con la segunda temporada de este drama en donde además dirige algunos episodios.
Su co-estrella Laura Linney viene precedida de una gran experiencia en roles con gran carga dramática tanto para el cine como para la TV, siendo ganadora de cuatro Emmys por el largometraje del 2002 Wild Iris, su participación como invitada en el 2004 en la serie Frasier, la miniserie del 8008 John Adams y su muy aclamada serie de 4 temporadas The Big C en el 2013. Su destacado trabajo en Ozark ya la hizo merecedora de una nominación como mejor actriz en el 2019.
Sin restar el mínimo mérito a Bateman y a Linney, la gran revelación en las últimas dos temporadas ha sido la singular Julia Garner, quien con su papel de Ruth, la pueblerina malhablada con gran agilidad para los negocios, ha logrado cautivar a los amantes de buenas interpretaciones y papeles sólidos. Por ello fue ganadora de un Emmy en el 2019, gracias a su imperdible papel en la segunda estación, algo que podría repetir dado el gran trabajo logrado en la tercera temporada de esta serie filmada mayormente en las cercanías del Lago Allatoona, en Atlanta.
Creada por Bill Dubuque y Mark Williams, bajo la producción de Media Rights Capital, Ozark también cuenta con sobresalientes actuaciones de Lisa Emery (Darlene), Sofia Hublitz (Charlotte), Skylar Gaertner (Jonah), Charlie Tahan (Wyatt), y de entre otros, Janet McTeer, cuyo papel de la dura abogada de la mafia Helen Pierce tiene un desempeño más destacado en la tercera temporada. Se adiciona en esta estación Tom Pelphrey, cuyo personaje ha de ser vital para los giros drásticos que acontecen en la serie.
La tercera temporada de Ozark ve como la familia Byrde centra su base de operaciones de lavado de dinero del narcotráfico en su casino, quienes al estar bajo el radar del FBI, además de planes inesperados de expansión ven cómo se crea un estado de ánimo muy tenso para todos. Las consecuencias de de no rendir como se espera para la mafia comienza a traer consecuencias, a la vez de que nuevos conflictos, alianzas y acontecimientos hacen que el clima del pueblo de Ozark se asemeja a un volcán a punto de hacer erupción.
Recordemos que antes de llegar a este punto, Martin Byrde era un asesor financiero cuyos problemas en la ciudad de Chicago hacen que se mude junto a su familia a los Ozarks de Missouri, donde lava dinero para apasiguar a su jefe, un miembro del cartel de drogas mexicano. Una vez aquí, ven el lugar ideal para tratar de solucionar sus contratiempos personales, a la vez de tratar los problemas propios de este poblado aparentemente tranquilo.
El nivel de intensidad en las diferentes subtramas es muy bien manejado, con historias y desarrollos muy bien concebidos para mantener en estado ascendente el interés del público, siempre cuidándose de no caer en excesos y sin descuidar los diferentes detalles. En esta estación se disipa ligeramente el toque gris característico de las estaciones anteriores, con una mayor apertura a la fotografía panorámica, dando mayor cabida a la claridad y colores más intensos, pero sin descartar ese ambiente sombrío dominante, el que es necesario para mantener la percepción del suspenso.
Después de haber retomado eficientemente todo lo dramático acontecido en la parte anterior, la tercera temporada de esta serie – de notable cuidado en el lenguaje cinematográfico – se desarrolla y concluye con el esperado alto nivel de expectación. Son diez episodios – dos de ellos dirigidos por Bateman – donde cada uno de ellos concentran aspectos psicológicos esenciales de sus personajes, para lo que habrá de suscitarse en su abrupto desenlace.
Todo está listo para una cuarta temporada, la que al margen de ir preparando el territorio para destacar varias subtramas, también augura el final del recorrido para la familia Byrde, quienes al quedar atrapados en un círculo vicioso no ven con claridad el camino que deben seguir antes de que todo sea argumentalmente muy tarde para ellos.
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