Comer, amar…ver cine

Comer, amar…ver cine

Comer, amar…ver cine

Por Félix Manuel Lora

 

Dentro de todas las razones temáticas aportadas por el cine a lo largo de su desarrollo, existe una que le confiere particular apreciación por la misma naturaleza de su estado. Esta es la gastronomía que, unida a la creación fílmica, ha facilitado un deleite visual sobre la condición del rigor estético de la pantalla.

 

Un ejemplo fue el planteado con Michel Piccoli, Marcelo Mastroniani y Ugo Tognazzi en “La grande bouffe” (Marco Ferreri, 1973), un esperpento greco-romano y a la vez artístico de satisfacción sin límites sobre la ociosidad burguesa, donde sus protagonistas cometen un fatal suicidio a través de la ingestión de los más apetitosos manjares.

 

Siguiendo la línea gourmet se puede encontrar otros títulos como la servicial Babette la que prepara un particular festín como despedida para sus amos en aquel magnífico filme danés “El festín de Babette” (Gabriel Axel, 1987). Todos los vecinos aceptan la invitación, pero se ponen previamente de acuerdo para no dar muestras de una satisfacción que sería caer en las tentaciones de la gula. Pero, poco a poco, en un ceremonial intenso y emotivo, van cediendo a los placeres de la cocina francesa. Aclamadísima adaptación de un cuento de Isak Dinesen, autora también de la novela que inspiró dos años antes “Memorias de África”.

 

El cine latinoamericano no se ha quedado detrás al momento de presentar su exquisita receta de filmes que han tocado el tema gastronómico. “Como agua para chocolate” (Alfonso Arau, 1992) es quizás el filme latino más emblemático de esta razón temática. Basada en la novela de Laura Ezquivel, en la misma los personajes caen presa del gusto culinario de Tita, quien prepara unos afrodisíacos platos que deja, en la mesa toda la tentación carnal.

 

En este mismo ámbito latino el filme brasileño “Estómago” (Marcos Jorge,2007) hace gala de ser un digno título que se incluye en esta corriente donde el director el director explora la relación entre comida y poder en la que el protagonista representa a ese brasileño marginal y cuyo motivo principal es hacer esa relación entre los distintos estratos sociales y la relación que cada clase tiene con la comida que ingesta.

 

Para el gran maestro Luís Buñuel ningún tema le era ajeno y por esto también dirigió sus discursos contra la burguesía utilizando el factor gastronómico para remarcar su intención mordaz. Basta revisar “El discreto encanto de la burguesía” (1972) o “El ángel exterminador” (1962), dos títulos aportados por este director a este bizarro menú cinematográfico. En ambos títulos el protocolo de los comensales se convierte en una dura crítica hacia una sociedad indolente frente a las carencias y permisiva con los desmanes burgueses.

 

Bigas Lunas, otro director español es uno de los más obsesionados con el tema. Su tema “Jamón, Jamón” (1992) es un idóneo filme que plantea la tesis de la gastronomía unida a las pasiones humanas; dos temas colindantes y fatídicos en la concepción del macho ibérico.

En el cine oriental existe un buen ejemplo que ofrece riqueza en la tradición de los miles de años en el oficio del gustoso manjar, reflejado en la calidad de un buen maestro de cocina. “Eat, Drink, Man, Woman” (Ang Lee, 1994) da este ejemplo, con la correcta preparación de un buen plato en la mejor tradición oriental.

 

Siguiendo con el menú, se puede encontrar a un Peter Greenaway con su chocante final en “The Cook, the Thief, His Wife & Her Lover” (1989), con un chamuscado marido servido como plato principal en la mesa.

 

Lo seguro es que las recetas fílmicas seguirán siendo amplias como la cantidad de público que se deleita con estos tipos de filmes. Para aquellos que deseen seguir saboreando sugerimos un listado en que ustedes mismos se convertirán en el mejor chef de sus propias selecciones: “Delicatessen” (Jean-Pierre Jeunet, Marc Caro,1991), “Eating” (Henry Jaglom,1990), “Fried Green Tomatoes” (Jon Avnet, 1991), “Platos combinados” (Philippe Muyl, 1993), “Tampopo” (Jūzō Itami, 1985), “Julie & Julia” (Nora Ephron, 2009), y “Too Many Chefs” (Ted Kotcheff, 1978) y “Burnt” (John Wells, 2015).

 

 

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